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Los humedales están desapareciendo a un ritmo alarmante. Los humedales, de los cuales se ha perdido un 35 % a escala mundial desde 1970, son nuestro ecosistema más amenazado y están despareciendo tres veces más rápido que los bosques. Una cuarta parte de las especies que dependen de los humedales están amenazadas de extinción.


El cambio de uso de la tierra es el mayor factor que contribuye a la degradación de los humedales continentales desde 1970. La agricultura, que es la forma más generalizada de cambio de uso de la tierra, ha provocado el deterioro de más de la mitad de los Humedales de Importancia Internacional. La producción de alimentos sostenibles depende de los humedales, por lo que es urgente transformar la agricultura para invertir esta tendencia.


La degradación de los humedales supone un riesgo para las vidas humanas y los medios de vida. La gestión inadecuada de los humedales ha incrementado las tasas de escasez de agua y de enfermedades transmitidas por el agua, contribuyendo a millones de muertes cada año.


El impacto del cambio climático sobre los humedales se está produciendo más rápido de lo previsto. El aumento del nivel del mar, la decoloración de los corales y los cambios en la hidrología se están acelerando, con un mayor riesgo de pérdida y degradación de los humedales árticos y de montaña.


La protección, el uso racional y la restauración de los humedales funcionan. El estado de las características ecológicas de los Humedales de Importancia Internacional designados en el marco de la Convención se suele describir con más frecuencia como “bueno” que “malo”. La mejora de las características ecológicas de los humedales está vinculada a la ejecución del Plan Estratégico de la Convención sobre los Humedales: proteger, utilizar de forma racional y restaurar.


La mejora de la gestión de los humedales aporta beneficios en materia de salud y seguridad alimentaria e hídrica, que son cruciales para la salud y los medios de vida de 4.000 millones de personas a escala mundial que dependen de los servicios de los ecosistemas. Se calcula que el valor mundial de los servicios de los ecosistemas de humedales para la salud, el bienestar y la seguridad de los seres humanos asciende a 47,4 billones de dólares al año.


Los humedales son el ecosistema terrestre más eficaz para capturar carbono. Los humedales costeros como los manglares secuestran carbono hasta 55 veces más rápido que los bosques tropicales. Aunque las turberas solo ocupan un 3 % de la superficie terrestre del planeta, contienen el 30 % de todo el carbono almacenado en la tierra. Para cumplir los objetivos del Acuerdo de París relacionados con un calentamiento de 1,5 °C, es necesario evitar que se sigan convirtiendo o drenando turberas intactas y restaurar el 50 % de todas las turberas que se han perdido de aquí a 2030.


Los humedales son cruciales para desarrollar una resiliencia a los efectos del cambio climático. Los cambios en la meteorología y otros efectos del cambio climático están incrementando el riesgo de inundaciones y sequías en todo el mundo. Los ecosistemas de “carbono azul” como los humedales, los arrecifes de coral y los pastos marinos son soluciones rentables que reducen el riesgo de desastres protegiendo a las comunidades costeras de las mareas de tempestad. Además, los ecosistemas de interior como las turberas y los ríos absorben el exceso de agua y evitan las sequías.


Los humedales sanos son esenciales para cumplir los objetivos mundiales sobre cambio climático, desarrollo sostenible y biodiversidad. Los servicios de los humedales para la mitigación y adaptación en materia de cambio climático, la biodiversidad y la salud y prosperidad humanas son superiores a los de todos los demás ecosistemas terrestres. Es fundamental aplicar la Convención sobre los Humedales para lograr los objetivos del Acuerdo de París y del emergente marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020 y también los Objetivos de Desarrollo Sostenible.